Suelo ferralítico
& [Edafología]
Tipo específico de suelo que se desarrolla sobre los ámbitos influenciados por un clima cálido y húmedo (climas tropical
húmedo y ecuatorial). El grado o intensidad de la alteración edáfica es máximo (véase ferralitización) y su perfil habitualmente logra un importante espesor. Como consecuencia del enorme espesor que alcanzan, la edafogénesis actúa de manera diferencial en superficie
y en profundidad. Casi todos los minerales primarios presentes han experimentado una hidrólisis intensa lo que ha favorecido la liberación de sus principales componentes;
la mayor parte del hierro y del aluminio tienden a permanecer dentro del perfil pero otros componentes como la sílice y las
bases suelen ser arrastrados fuera de éste en forma de solubles. Así pues, la composición mineral de un suelo ferralítico
aglutina cuatro elementos principales: cuarzo,
gibbsita, caolinita y, finalmente, varios tipos de óxidos de hierro. Como consecuencia de estos
fenómenos el perfil suele acidificarse.
Generalmente se trata de suelos muy "antiguos", ya que para que se produzca esa total alteración a la que se ven sometidos
es necesario un largo periodo de tiempo, incluso cientos de miles de años. Dicho periodo de tiempo varía de manera importante
en función de los materiales que conformen ese determinado suelo. Este tipo de suelos se conoce con la denominación de Oxisoles
en la Soil Taxonomy y con el de Ferralsoles en la clasificación de la FAO.
(Para más información véase el apartado Clasificación de los suelos desarrollado en el artículo Suelo).
El perfil típico de este tipo de suelos
se caracteriza por los siguientes horizontes:
en superficie nos encontramos con un horizonte A de poco espesor con un humus de tipo mull; luego aparece otro horizonte A de características más empobrecidas como consecuencia
de los fenómenos de lavado; por último, el
perfil a mayor profundidad muestra un horizonte B de gran espesor y estructura compacta y arcillosa (el contenido en caolinita
es también muy importante), es en este horizonte donde se acumula (véase acumulación) el hierro y el aluminio movilizado en las partes más superficiales del perfil a causa de la entrada
de agua (infiltración) procedente de las precipitaciones. En estos horizontes donde se acumula el aluminio y el hierro suelen
aparecer diversas morfologías de encostramientos
como consecuencia del endurecimiento de dichos materiales. También pueden aparecer costras de erosión como las denominadas
bowal. Los horizontes que aparecen endurecidos
reciben la denominación de corazas o de capas duras. El cemento que favorece la aparición de dichas morfologías
suele estar compuesto por goethita o hematita
(véase hematites).
A pesar de ser bastante ácidos y de presentar cierta escasez en bases, estos suelos suelen adaptarse bien a los cultivos
característicamente tropicales como el café o la palmera.
Suelo ferruginoso
& [Edafología] Suelos típicos de las regiones tropicales subhúmedas en donde existe
una importante estación seca. Son suelos que presentan un importante enriquecimiento en sesquióxidos de hierro con arcillas
(sobre todo con caolinita), un humus tipo
mull (aunque el contenido suele ser muy escaso)
y un pH ligeramente ácido. Su tasa de saturación en bases suele estar próxima al 50%. Se suelen desarrollar bajo dominios
de sabana. El fenómeno de la ferralitización es realmente lento lo que condiciona de
manera decisiva la evolución de este tipo de suelos, denominados en algunas ocasiones como ferrisoles (siempre y cuando
el grado de alteración sea mayor y alcance mayores profundidades).
Estos tipos de suelos suelen pasar por una fase de rubefacción y a menudo aparecen lavados como consecuencia de la infiltración de las aguas procedentes de las
precipitaciones (véase suelo lavado). De dicho
proceso de lavado se deriva la formación de un típico horizonte B de acumulación, enriquecido en hierro y en arcilla (véase acumulación).
La morfología de estos perfiles es muy característica; aparecen tres horizontes fundamentales. En superficie se aprecia
un horizonte A 1 que no suele superar los 20 cm de espesor,
es de tonalidades oscuras, de estructura bastante grumosa y humífera (altos contenidos humus). Le sigue un horizonte A2 poco estructurado y usualmente empobrecido por los ya anteriormente mencionados procesos de lavado cuyo espesor puede
llegar a alcanzar los 80 cm. Sus tonalidades siguen siendo pardas oscuras (a veces puede tender a coloraciones algo amarillentas,
pero es en el menor de los casos). Finalmente nos encontramos con el horizonte Bt, se trata del horizonte de enriquecimiento en arcilla. Tiene unas coloraciones más vivas y los procesos
de rubefacción varían de intensidad en función de los materiales que contenga. En este último horizonte es muy intensa
la caolinización (transformaciones de los silicatos y feldespatos de aquellas rocas que contienen caolinita) y cuanto
más profundidad se alcanza, más frecuentes son las concreciones y las manchas como consecuencia de la presencia de hidromorfía.
Los fenómenos de humificación en superficie
vienen condicionados por las propias características del clima dominante en la zona. Generalmente, cuanto más importante es
el periodo seco mayor es la acumulación superficial de materia orgánica. De todas las características anteriormente mencionadas
se puede observar cómo este tipo de suelos constituye el punto intermedio, o de transición, entre los suelos rojos mediterráneos y los ferralíticos.
Suelo lavado
& [Edafología] Tipo específico de suelo que aparece caracterizado por la intensidad
con la que se producen sobre él los procesos de lavado de materiales, tanto en la horizontal como en la vertical.
El proceso fundamental de arrastre de las arcillas favorece una subdivisión usual del horizonte B (véase horizonte) de estos tipos de suelos. Por un lado nos encontramos con
el horizonte A2, de tonalidades muy claras y empobrecido
en arcilla y en hierro (véase empobrecimiento)
y, por otro lado, un Bt definido como argílico
por su alto contenido en estos mismos materiales. Es en este lugar donde se produce la acumulación de las arcillas arrastradas desde los puntos más superficiales hasta las
zonas más profundas del perfil. Dicho proceso
de lavado genera una posterior acidificación
de las partes más superficiales del suelo que podría llegar a desencadenar otros tipos de procesos como pueden ser la hidromorfía o la podsolidación.
Todos estos suelos tienen unas características morfológicas y físico-químicas comunes; el tipo de perfil es el A 1A2BtC. El primer horizonte es un mull (humus muy elaborado y poco ácido), normalmente de
poco espesor y moderadamente ácido. El horizonte A2,
que ya ha sido descrito anteriormente, se caracteriza por su empobrecimiento y por su color pardo-claro. El Bt es un poco más oscuro que el anterior y generalmente presenta un tipo
de estructura poliédrica con recubrimientos de arcilla y de hierro. En cuanto a la materia orgánica, ésta desciende muy rápidamente
y este horizonte tiene muy poca. El horizonte C es la roca madre ya alterada a partir de la cual se crean los suelos; se trata de materiales macizos consolidados como
el granito, la caliza, etc., aunque también pueden ser materiales móviles como los aluviones o el loess.
Los tipos fundamentales de suelos lavados son tres y se enumeran en orden creciente en cuanto a su grado de acidificación
y de lavado: suelo pardo lavado, suelo lavado ácido y suelo lavado glósico. Los demás tipos de suelos
lavados son, únicamente, variables de los anteriores.
El suelo pardo lavado presenta en su horizonte más superficial un humus
mull muy activo favorecido por la buena aireación existente. Los horizontes A2 y Bt
aparecen escasamente diferenciados si se atiende a sus tonalidades. La porosidad presente en el conjunto del perfil es muy
elevada, hecho que provoca un buen desarrollo de la vegetación. Las arcillas presentes en este tipo de suelo son, fundamentalmente,
illitas.
El suelo lavado ácido, por su parte, presenta una mayor diferenciación dentro de los diversos horizontes que conforman
su perfil. El humus de superficie tiende más hacia un moder, menos estructurado y de tonalidades más oscuras. El horizonte A2 es mucho menos poroso y su paso a Bt se hace de manera relativamente brusca. Sus caracteres principales tienden a ser hidromorfos aunque según profundizan
en el perfil se van reduciendo porque la porosidad también se reduce según se avanza hacia el interior del perfil y las arcillas
existentes se caracterizan por su aluminización. El suelo, en su conjunto, presenta una mayor acidez que en el suelo
pardo lavado.
Finalmente, el suelo lavado glósico presenta unas características muy similares al anterior pero que destaca por
un paso de A 2 a Bt realmente diferenciado y brusco en cuanto a estructura, textura y color. También
en este caso la degradación de las arcillas se acentúa acompañando a los procesos de acidificación.
En cuanto a sus propiedades agronómicas se trata de suelos especialmente favorables para el asentamiento de ciertos cultivos
de características intensivas, siempre y cuando la tasa de acidez no sea muy elevada. Es decir, en el caso de los suelos
lavados ácidos, dicha tasa de acidez, al ser elevada, se convierte en un auténtico agente restrictivo para el asentamiento
de cultivos ya que conlleva una pérdida de fertilidad de dicho suelo con los problemas de explotación derivados de tratarte
de suelos con altas cotas de degradación y de hidromorfía.
Micromorfología del suelo
& [Edafología] Técnica de estudio de la organización interna y microscópica del suelo
a través del análisis de las láminas finas u horizontes que conforman su perfil. Estos estudios confirman las observaciones de origen macroscópico.
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